rompe el corazón del padre.
Una persona discutidora
es como una gotera constante.
Proverbios 19:13 (paráfrasis)
La noche fría del hospital no era una invitación muy grata al sueño.
Para peor, en un baño cercano sonaba una intempestiva gotera que, en el silencio de la oscuridad, tintineaba hasta la exasperación. Permanecimos tendidas con los ojos abiertos hasta altas horas de la madrugada. Con la llegada del día y los ruidos, la gotera atenuó su impertinente sonido.
Gracias a Dios me dieron el alta a mediodía, en casa valoré la paz del silencio, ninguna gotera turbaba el sueño convaleciente.
Con una persona contenciosa, que menosprecia todo, la paz es esquiva.
¿Has conocido alguien así?
El contrapunto en la mesa.
La discusión por minucias.
El sarcasmo irritado.
Descalificación por mal manejo de las finanzas.
Pequeñas ironías que, como goteras, van minando el ánimo de los cercanos. Lo triste es que ese trato sucede muchas veces dentro de la familia, los hijos aprenden este metalenguaje que pareciera inocuo.
Algunos se preguntan el porqué del fracaso matrimonial, el alejamiento de amigos, los hijos se van lo más lejos posible.
¿Cómo reparas las goteras?
Hay bastantes materiales en el mercado, te dejo algunos datos.
El apóstol Pablo nos da un buen consejo para considerar en nuestros tratos sociales:
“Que sus conversaciones sean cordiales y agradables, a fin de que ustedes tengan la respuesta adecuada para cada persona.” (Colosenses 4:6 NTV)
Para reparación de goteras, a propósito de la llegada del invierno:
Sellador para techo: