Hay personas que detestan se les corrija;
en cada ocasión,
por mínima que sea la reprensión
se vuelven más tercas,
hasta que un día los problemas las derrumban
y no tienen remedio posible.
Proverbios 29:1 (paráfrasis)
Terquedad.
Obstinación.
Porfía.
Tozudez.
Testarudez.
Pertinacia.
De estas lindas palabras todos tenemos un poco.
Si dejamos que ellas dominen nuestro carácter estaremos jugando con el peligro como hacer malabares con espadas.
Ella sabía que iba a un precipicio.
Por esa extraña razón que lleva a los seres humanos a la debacle personal, siguió adelante.
Mi amiga L. terminó presa.
Sí, por giro doloso de cheques y algunas estafas varias de las que no tuve mucho conocimiento.
La recuerdo encantadora, exuberante, una enorme sonrisa y un arrastre sorprendente en las relaciones interpersonales.
Conducía un Mazda rojo descapotable que nos dejaba como insignificantes y ordinarios peatones, sin posibilidades de ascender a ese olimpo de los privilegiados.
Se movía en el mundo de la alta costura.
Tenía un taller en La Reina, una amplia casa antigua llena de vida y movimiento.
Su contador vivía advirtiéndole que bajara su estándar de gastos, que sus ingresos eran menores a los egresos, que la contabilidad era una ciencia indesmentible, que se moderara, en fin, esos consejos que no puedes desoír si vienen del contable. .
Ella reía, tomaba otro crédito para cancelar uno anterior, el talonario de cheques tiritaba.
Hasta que todo colapsó.
Demandas, juicios, embargos, en fin, tú sabes, todo eso que los seres comunes y un poco más aterrizados, evitamos.
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#NoConfundirTerquedadConPerseverancia.
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